
Hombrecitos de almíbar
de nuez y de cal
con barbas llenas de miel
goteando sobre el mantel
Hombres rudos que aplastan
pájaros con sus botas
Hombres desnudos
marchando al son de plegarias
cantando las borracheras
Hombres bonitos de ojos de perro
con aguas en sus sonrisas
Hombres con caracoles tatuados
y gigantes pelados
también muy hombres
Y aquél que parece petiso
pero que está enterrado
Hombres que te hierven en sus
deseos como cacerolas
que te mastican con los dientes
de sus falos
que te cuecen sobre el fuego
de sus pelotas
que te descubren tras de los
muros
Hombres que siembran
hombres que soplan
que se desangran gota por gota
Hombres babosos, tuertos,
muertos, petardos,
bastardos y rengos
llenos de miedo
Hombres de trizas, de trazos,
de brisas
de lunas
palacios
condones
y risas
Hombres que lloran
Hombres dormidos
Hombres que miran crecer
el árbol
desde las rejas
Que se desnudan a mordiscones
Que se suicidan
Que tienen hijos
Hombres que van al frente
con ojos de fusiles punzantes
a luchar contra la noche
de los temblores
Hombres de fuego
de sal
de baquelita
y azafrán
Niquelados, marmóreos,
laqueados, bordados,
con flecos
y solos
hombres muertos
todos dormidos
todos muertos y dormidos