martes, 29 de enero de 2008

Hombrecitos . . .


Hombrecitos de almíbar
de nuez y de cal
con barbas llenas de miel
goteando sobre el mantel

Hombres rudos que aplastan
pájaros con sus botas

Hombres desnudos
marchando al son de plegarias
cantando las borracheras

Hombres bonitos de ojos de perro
con aguas en sus sonrisas

Hombres con caracoles tatuados
y gigantes pelados
también muy hombres
Y aquél que parece petiso
pero que está enterrado

Hombres que te hierven en sus
deseos como cacerolas
que te mastican con los dientes
de sus falos
que te cuecen sobre el fuego
de sus pelotas
que te descubren tras de los
muros

Hombres que siembran
hombres que soplan
que se desangran gota por gota

Hombres babosos, tuertos,
muertos, petardos,
bastardos y rengos
llenos de miedo

Hombres de trizas, de trazos,
de brisas
de lunas
palacios
condones
y risas

Hombres que lloran

Hombres dormidos

Hombres que miran crecer
el árbol
desde las rejas

Que se desnudan a mordiscones

Que se suicidan

Que tienen hijos

Hombres que van al frente
con ojos de fusiles punzantes
a luchar contra la noche
de los temblores

Hombres de fuego
de sal
de baquelita

y azafrán

Niquelados, marmóreos,
laqueados, bordados,
con flecos
y solos

hombres muertos
todos dormidos
todos muertos y dormidos

viernes, 25 de enero de 2008

Vamos muy de Prisa . . .


El director Ang Lee dijo que trabajar con Heath Ledger en Brokeback Mountain, cinta por la que el actor fue candidato al Óscar en 2006, fue "uno de los mayores placeres" de su vida, y afirmó que su muerte le deja "el corazón roto".

En un comunicado, el realizador taiwanés aseguró que Ledger insufló al personaje del vaquero homosexual Ennis Del Mar "un trago de vida, de amor, de verdad y una vulnerabilidad que hizo que todos los que le conocían le quisieran".

Tras completar la película, el realizador señaló a la revista People que Ledger "comprendió cómo debía comportarse un cowboy, su lenguaje corporal y cómo desarrollar el papel hasta la conclusión del filme".

Lee consideró que el actor entendió y enfatizó los elementos más oscuros de su personaje.

"Entendió su timidez, la vulnerabilidad y el aislamiento de su personaje", dijo Lee.

"Realmente lo consiguió. Y lo logró mientras llevaba ese aura del oeste", dijo.

Además de alabar la "gran ética de trabajo" del actor, el director bromeó diciendo que durante el rodaje de la cinta le empujó a acercarse mucho a Jake Gyllenhaal, el actor de cuyo personaje se enamora Ennis Del Mar.

"Le hice que se acercase tanto a Jake que tal vez fue demasiado y por eso escapó hacia al otro lado con Michelle", dijo el director en referencia a Michelle Williams, la actriz con quien Ledger comenzó una relación sentimental y con quien tiene una hija, Matilda, de dos años.

"Pienso que será un gran padre", dijo entonces Lee.

Su hija "le tiene abrumado, mucho más que la película. Está disfrutando cada pedacito de ella", comentó.

jueves, 17 de enero de 2008

Hay Fede . . . Te esperare . . . Siempre


Desde el momento en que se abre la obra a los demás, se produce una especie de perversión entre los actores y el público, a la que el director debe estar atento. De repente, aparecen un montón de cosas en primer plano que antes no estaban y se instalan momentos diferentes a los de los ensayos, por ejemplo, porque el público se ríe. El público, a lo largo de las funciones, arma su propio relato e ilumina zonas que el director o los actores no veían debido a que estaban obsesionados con otros aspectos de la obra. Por otro lado, el público se ríe, suspira, tose, etc. y sin querer le subraya y le instala marcas al actor. Por si fuera poco, conforme se suceden las funciones, diferentes públicos pueden coincidir en iluminar determinadas zonas de la obra... Al final, como consecuencia de esa interacción se acentúan textos, se endurecen zonas, se remarcan unas escenas y pierden sutilidad otras, incluso aparecen momentos que antes no estaban. Algo típico es que las obras siempre duren cinco o diez minutos más. Como director, en esos momentos trato de corregir y devolver la obra a como era en los ensayos.

martes, 15 de enero de 2008

Critica . . . Hay que Purgar a ToTo


El dramaturgo Georges Feydeau (1862-1921) fue un consumado especialista en un género tan francés como el vodevil y, por tanto, uno de los autores más populares de su tiempo en Francia. Según Henri Bergson, el vodevil es a la vida real lo que el muñeco articulado al hombre que camina, una exageración muy artificial de una cierta rigidez natural de las cosas. Las mejores obras del género, tanto del vodevil como de su continuador, el teatro de bulevar, son comedias ligeras 'bien hechas' y de brillante escritura; aun siendo típicamente burguesas, no ahorran sus críticas, más bien amables, a las costumbres e hipocresías burguesas, y en particular al matrimonio. Todo ello se encuentra en estado puro en Hay que purgar a Totó ( On purge bébé), pieza en un acto estrenada en 1910 (y adaptada al cine por Jean Renoir en 1931), perteneciente a la última etapa de Feydeau. El Teatro Español ha producido un montaje de esta obra, con dirección del francés Georges Lavaudant, que se adapta muy bien al género: es preciso, divertido e intranscendente, no pierde nunca el ritmo y marca la interpretación al compás de la tradición auctóctona del vodevil. Nuria Espert tiene su mérito al atreverse a interpretar un personaje cómico y desgreñado que no va con su edad ni con su trayectoria (pese a lo cual no abandona su característico tonillo). Jordi Bosch y Gonzalo de Castro están estupendos. Pero el verdadero hallazgo es el personaje del niño interpretado por Tomás Pozzi. Con él la función desborda el naturalismo afectado propio del vodevil y alcanza por momentos tonos surrealistas que la acercan a tradiciones más nuestras, como las del humor absurdo y del humor negro.

lunes, 14 de enero de 2008

louis Garrel . . . Mi madre


A sus diecisiete años, Pierre lleva una vida ordenada junto a su abuela, pero el traslado a las Islas Canarias, donde residen sus progenitores, lo cambiará todo. Pareja eternamente peleada y dada al libertinaje, se rompe cuando su padre los abandona inexplicablemente para marcharse a Francia en busca de la juventud perdida. Su inesperada muerte golpea a la familia y más aún cuando descubren el material pornográfico que guardaba en su despacho. Paralelamente, Pierre se introduce en un mundo nocturno, salvaje y perverso, de la mano de su propia madre, un mundo de explotación sexual que lo marcará para siempre..