
Desde el momento en que se abre la obra a los demás, se produce una especie de perversión entre los actores y el público, a la que el director debe estar atento. De repente, aparecen un montón de cosas en primer plano que antes no estaban y se instalan momentos diferentes a los de los ensayos, por ejemplo, porque el público se ríe. El público, a lo largo de las funciones, arma su propio relato e ilumina zonas que el director o los actores no veían debido a que estaban obsesionados con otros aspectos de la obra. Por otro lado, el público se ríe, suspira, tose, etc. y sin querer le subraya y le instala marcas al actor. Por si fuera poco, conforme se suceden las funciones, diferentes públicos pueden coincidir en iluminar determinadas zonas de la obra... Al final, como consecuencia de esa interacción se acentúan textos, se endurecen zonas, se remarcan unas escenas y pierden sutilidad otras, incluso aparecen momentos que antes no estaban. Algo típico es que las obras siempre duren cinco o diez minutos más. Como director, en esos momentos trato de corregir y devolver la obra a como era en los ensayos.
3 comentarios:
He dedicado los primeros albores de la mañana a respirar entre las líneas y las fotos de tu blog. Me ha dado tiempo a sonreir, interrogarme, emocionarme, suspirar, imaginar... Me encanta tu espacio porque desnudas tu alma, y eso, querido, en los tiempos que corren, y la profesión que hemos escogido, es de valientes. Gracias. Te vamos a ver esta semana. Besos de colores!
Hola hermosa . . . muchas gracias por el mensaje, creo que este es un sitio donde pongo lo que sale de mi cabeza . . . con una unica condicion, que sea sincero. Muchas gracias y te espero esta semana por el teatro. Besos
Lindo! mañana nos vemos en el teatro, Raúl va con Alicia, pero yo he llamado a Luna y nos hemos comprado una entradita, que nos apetece mucho ir a verte. Besos de colores compi.
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