jueves, 1 de noviembre de 2007

Quiero pensar en Positivo . . .


Nada sabre de mi propia muerte, en efecto. Pero sabre todo lo que pueda saberse de la muerte de los demas, projimos, extraños. La muerte del otro puede ser una experiencia de mi vida. Una vivencia decisiva.

La pregunta entonces es “¿quiénes somos?” “¿quién podemos ser?” “¿cómo desprenderse de ese discurso de víctima?” “¿cómo dejar atrás el pasado?” “¿cómo no ser el pasado?” “¿quién soy si no soy ese pasado?”. La tragedia es la sensación de no poder ser por depositar la culpa en el otro, por justificar nuestros odios y nuestras fallas enteramente en ese destino que premia a los demás y nos castiga a nosotros. El final estalla el conflicto, enfrentado a los personajes con el vacío que en realidad tenían de fondo, haciendo caer un poco la máscara que la situación “normal” ocultaba.

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