martes, 30 de septiembre de 2008

La niña mimada del cine


Inés Efrón, una de las grandes referentes de la nueva camada de actores, habla de sus trabajos, su adolescencia, la sexualidad y su oficio.

¿Quién es esta chica que en poco tiempo trabajó con Mercedes Morán, Ricardo Darín, Cecilia Roth, Oscar Martínez y María Onetto? ¿Qué hay detrás de esta niña adulta de voz tímida y bajita, pero clava sus ojos inquietos y ávidos de intensidad?

Inés Efron, la actriz de cine más mimada (y sorprendente) de la nueva camada de actores locales, empezó a despuntar en retratos generacionales como Glue y Cara de queso , brilló en XXY , apareció en El nido vacío y fue elegida por Lucrecia Martel para filmar La mujer sin cabeza .

Y pronto volverá a ser noticia por dos: como protagonista de Amorosa soledad , ópera prima de Martín Carranza y Victoria Galardi que acaba de recibir un galardón en el Festival de San Sebastián ; y por El niño pez , segundo film de Lucía Puenzo que ya terminó de rodarse.

En una charla que CINEMANÍA reproduce en su edición de octubre cuenta por qué pasa de sentirse niña a vieja en cuestión de minutos y cómo logró encauzar sus angustias adolescentes exorcizándolas a través de la actuación.

Aquí, algunas de sus declaraciones:

La actuación. "Muchos tienen la idea de que actuar es "hacer algo", y yo siento que no hay que hacer nada; que cuanto menos hago, más pasa. Cuando estoy haciendo una escena, a veces me tensiono y no me gusta. Pero cuando me entusiasmo y me divierto, me dejo atravesar, siento que estoy jugando".

Su adolescencia. "Tuve diferentes etapas y pasé por todo porque quería probar todo. Para empezar, a los 13 tuve que usar un corsé por un problema de escoliosis, y dije: "Me alejo del mundo". Estaba en pleno despertar sexual y decidí aislarme, no quería saber nada de chicos y estaba todo el día estudiando... Después, claro, me sacaron el corsé y empecé a ir a bailar a la matiné con una amiga".

La sexualidad. "La sexualidad es conflictiva y lo debe haber sido siempre, pero ahora hay un poco de promiscuidad. En las nuevas generaciones, o al menos entre la gente que conozco, es común probar todo. Entre hombres y mujeres aparece esta cosa de probar todo, y eso puede meterte en un pozo donde podés agarrarte algunas angustias. No hay muchos límites claros".

Los jóvenes viejos. "Somos una generación de chiquitos o viejos. No hay un punto medio. A veces nos quedamos tomando un té muy tranquilos y otras veces charlamos cosas de gente muy grande".

Un papel pendiente. "¡Juana de Arco! Me gustan esos personajes que reciben mensajes de Dios y están conectados con otra dimensión y ven cosas. También me encantaría, en algún momento, interpretar a una mujer grande, enamorada".


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