jueves, 18 de junio de 2009

Fernando Peña: el artista de la provocación


Murió ayer la figura polémica y multifacética, que dividió aguas con su estilo áspero y frontal

Víctima de un cáncer, el actor Fernando Peña falleció en la tarde de ayer a los 46 años en la clínica Alexander Fleming, de esta capital, donde había sido internado tres días atrás. El anuncio del deceso fue hecho por el animador Matías Martin en FM Metro, donde Peña era figura y hace muy poco ?el 30 de abril último? festejaba los diez años de su exitoso ciclo El parquímetro con una transmisión especial de 14 horas ininterrumpidas.

Nacido el 31 de enero de 1963, en Montevideo, hijo del reconocido y polémico periodista deportivo Pepe Peña, fue una figura multifacética y dueño de un incansable espíritu provocador. Su estilo irreverente, su manera de decir lo que sentía y lo que le parecía no sólo acumulaba multas del Comfer, sino también seguidores que se sentían identificados con sus decires y detractores de dos tipos: aquellos que se escandalizaban y quienes, simplemente, no compartían su manera absolutista de pensar.

A comienzos de 2001 dijo: "La muerte es una obsesión. Desde hace seis o siete años vengo con esta idea de que ya está, de que me encantó pero ya está. Y no es que le huya a algo. Lo que pasa es que me aburro todo el tiempo". Portador de VIH, Peña contrajo el virus en 1987 a través de su pareja, que falleció por el mismo motivo. Se enteró de esa condición en 2000, año en el que desarrolló un linfoma agudo inextirpable. Luego de un severo tratamiento de quimioterapia y cócteles de drogas, logró minimizar la carga viral hasta volverla casi indetectable. "Estaba cuatro días por semana, las 24 horas, conectado a la máquina de quimio. Y a la semana me empezaban los dolores, los calambres, la falta de aire, me dolía todo. Pero, bueno, lo eliminé", confesaba por entonces.

Aunque, según sus propias palabras y los comentarios de sus allegados, ya estaba "cansado". Llegó a decir a LA NACION: "Nunca fui tan feliz como cuando tuve cerca a la muerte. Sentí una paz interna tremenda, una enorme felicidad y una alegría desconocidas". En los últimos tiempos, las preocupaciones sobre su salud reaparecieron, pero a través de un cuadro oncológico. Sólo con el agravamiento del mal fue dejando sus múltiples compromisos: la radio (siguió casi hasta el final conduciendo desde su lugar de internación), el teatro (debió cancelar hace tres semanas su última obra, Diálogo de una prostituta con su cliente ), columnas semanales en el diario Crítica y una gran exposición mediática. La última fue el 17 de mayo, en DDT , el ciclo de Jorge Lanata, frente a Luis D´Elia. Antes, Peña había sido el primer destinatario concreto de los odios del dirigente piquetero, que anoche hizo públicas sus condolencias.

Un actor en el aire

Peña empezó a estudiar actuación a los 15 años junto a Hedy Crilla, y siguió aprendiendo con profesores de la zona norte del Gran Buenos Aires, donde vivió la mayor parte de su vida. Su primera obra teatral fue Shadow Box (1982), en el teatro de Icana, hablada enteramente en inglés. El dominio de ese idioma lo llevó a trabajar varios años como comisario de a bordo en una aerolínea norteamericana (su libro de memorias, Gracias por volar conmigo, se convirtió en un best seller) y ése fue su pasaporte a la fama.

Durante un vuelo tomó el micrófono y les habló a los pasajeros como la cubana Milagritos López, su personaje más querido. Entre los oyentes estaba Lalo Mir, quien no dudó en convocarlo y contratarlo para la radio. Esa fue su primera tribuna.

Pasó por Horizonte (junto a Elizabeth Vernaci), Rock & Pop (con Mir), Energy y la Metro con populares personajes como Palito, Mario Sabino, Martín Reboira Lynch, La Mega, Roberto Flores, Dick Alfredo y Albert. Su mayor éxito en ese medio, junto a Diego Ripoll, fue El parquímetro , blanco del Comfer en tantas oportunidades que debió ser levantado en 2001.

La masividad le llegó a través de la televisión. Un buen día, la curiosidad de Susana Giménez por conocer al hombre de las mil voces la llevó a invitarlo a su programa. "¡Los productores empezaron a correr por todos lados y me pusieron la musiquita!", recordaba hace poco entre carcajadas. Fue cuando se le ocurrió definirse en una forma que lo caracterizaría: "Soy un puto sufrido". A partir de allí se hizo tremendamente popular en muy pocas semanas.

No hay comentarios: