martes, 22 de abril de 2008

¿El principio del fin? . . .


Mirtha Legrand volvió ayer a la pantalla de América y anunció que este sí será su último año, en el que cumplirá cuatro décadas al aire.


Esta vez sonó demasiado cierto. No hubo guiños a cámara, ni emoción exagerada, ni suspenso. Apenas pasadas las 13.15, inaugurando nueva escenografía y de impecable vestido de gasa rosa pastel ("su color"), sobria, menos estridente y más serena que en otros regresos, "volvió la Legrand y se fue el humo", saludó Mirtha a la audiencia, que siempre se renueva. "Cuarenta años señores, 40 años, no se puede creer... Yo quería llegar a los 40 y he llegado. Y esto es definitivo... y definitorio. Esta vez sí, he tomado la decisión, y no se rían, de que sea el último".


Con esas palabras abrió Mirtha Legrand la temporada número 40 de su clásico Almorzando..., después de dos meses sin aire. "Yo estoy aquí para disfrutar, dis fruten de todo lo que la vida les ha dado, sea poco o mucho". Después de los saludos y agradecimientos habituales, la apertura incluyó un discreto compilado de fotografías de algunos hitos de los últimos 40 años de almuerzos, con los testimonios grabados de dos de sus nietos, Juana y Nacho Viale, y de su productor histórico, Carlos Rottenberg.

"Hola abuela, lograste lo que nadie, que esté grabándote un saludo... Te quiero, acá somos cada vez más... te mando un beso desde el otro lado de la Cordillera", fueron las palabras de Juana, a quien hace rato no se ve en pantalla y a quien la abuela prometió sentar este año a su mesa. A continuación, Nacho (también productor del programa) habló de la admiración por su trabajo, celebró los 40 años al aire y ratificó aquello de que "según me dijiste, tomaste la decisión de que sea el último. Pero sean los años que sean, el mérito es que hayas llegado hasta acá". Finalmente Rottenberg recordó a Daniel Tinayre, el esposo de la conductora y creador del programa.

El almuerzo tuvo como invitados a "dos genios, dos seres maravillosos, cuando me dijeron que venían los dos no lo pude creer": Antonio Gasalla y Enrique Pinti, juntos por primera vez en un almuerzo. Los cómicos bajaron la escalera de la mano y enseguida pasaron a la mesa.

La charla repasó, fluidamente y sin forcejeos, algunos de los tópicos que se imponían, tanto del espectáculo como de la Argentina y el mundo. Y aunque no hubo mayores sorpresas ni grandes declaraciones, mantuvo el ritmo sostenido de tres interlocutores informados, inteligentes y filosos. La crisis del campo, el humo sobre Buenos Aires, el enfrentamiento entre Pergolini y Tinelli por el bailarín ciego, el estilo de la presidenta Cristina Kirchner, los vaivenes de la política internacional, la pelea (que según Gasalla no fue tal) con Nito Artaza, el próximo show de Pinti (Hairspray) y lo mejor: la serie de anécdotas, personales y compartidas, de los humoristas. Como cuando Pinti recordó la vez que Gasalla le revoleó un paraguas en plena pista de aterrizaje después de un vuelo, harto de que obstaculizara el paso aferrado al accesorio fetiche. O cuando, en una gira, lo llevó de prepo a cortarse las uñas de los pies porque no le entraban los zapatos. Para el cierre, María Martha Serra Lima estrenó el escenario que, este año, completa el decorado del estudio.

No hay comentarios: