La muerte disfrazada de sombra, la sombra disfrazada de muerte. Siempre esa cara de orto seco que tenés. Nunca me regalaste, nada, ni un caramelo chucola, ni un par de galochas me regalaste, nada, siempre esa cara de orto seco, ni una sonrisa. ¿A dónde fueron a parar mis vendimias, mis yogurts, mis manjares? Desde donde la escuálida muerte ha venido a posarse sobre el inmenso palacio de la buena suerte, a dejarnos sin nada. Mala
vida, puta hija, hija puta. Me lanzaré desde el pico del cerro Uritorco
rodando hasta pegar la cabeza contra una piedra para morirme, para que tengas culpa, Me arrancaré los dientes con una tenaza uno por uno. Traición, canibalismo, antropofagia. Enormes sartenes llenas de brazos, piernas y ombligos, lenguas ardidas en laridos, cueros cabelludos, tele mezclada con un caldo de Knorr Suiza, un chorro de vino tinto de gracia y al fuego. Con ello se va a hacer
una enorme albóndiga gigante que arrasará con los cien barrios
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