viernes, 15 de agosto de 2008

Flores entre Legrand y Peña


"¿Por qué querías venir?", preguntó ayer al mediodía Mirtha Legrand. "Porque te amo", contestó casi arrobado Fernando Peña y dejó sin argumentos a quienes imaginaban un encuentro de ribetes explosivos e impredecibles en el mediodía de América.

El diálogo se escuchó al comienzo del almuerzo que Legrand y Peña compartieron ayer a solas en la mesa redonda que el programa parece resuelto a usar cada vez que aparecen estas circunstancias especiales. En el cierre, luego de casi 100 minutos de charla, la anfitriona le retribuyó los piropos del comienzo a su invitado: "Has estado adorable y los fantasmas quedaron atrás".

En el medio, hubo reparto de flores, besos, abrazos y regalos. Legrand recibió a Peña con una gigantografía que reproducía la imagen de tapa del libro Gracias por volar conmigo . El actor llegó al estudio vestido con un extravagante atuendo de remera, pollera escocesa, botas negras y muchos adornos, más un ejemplar del Libro de oro, de Mirtha Legrand, en pos de una dedicatoria, y un cuadro en el que enmarcó una invitación que el gobierno de la ciudad le hizo llegar en ocasión de un reconocimiento a la diva en tiempos de Aníbal Ibarra. También trajo a su mascota, una diminuta perra, que permaneció al lado de la mesa durante todo el almuerzo.

Legrand, finalmente, leyó un texto manuscrito que Peña escribió sobre una suerte de papiro: "Jamás conocí a nadie que se ame tanto. Y ésa es la base para ser feliz", dice la dedicatoria del actor hacia la diva.

"¿Vos hablaste mal de mí alguna vez", quiso saber Mirtha. "Miles de veces -contestó Peña-. Pero porque yo hago humor al extremo, que es algo sanador."

No hubo en el encuentro más pimienta de la que surgió de algunas palabras soeces en boca de Peña, que en todo momento quiso evitar expresiones relacionadas con la política o la actualidad. Tuvo como aliado en este propósito el estilo planteado por Mirtha, con el que se mostró coincidente: hablar de todo, con asociaciones libres y con temas que iban y venían todo el tiempo, sin detenerse en alguno de ellos. Se declaró desilusionado con los Kirchner y en un momento definió a la Presidenta con el adjetivo "tambaleante". También dijo del dirigente piquetero Luis D Elía que "es un hombre que trabaja de perturbador".

En un momento, Mirtha le preguntó a Peña si se drogaba. La respuesta fue afirmativa. "Yo no soy ningún rockerito de esos que dicen «aguante la droga». Es algo peligrosísimo y mata, pero yo la consumo. Detesto las palabras apología y discriminación. La cocaína es mala, pero yo la elegí y ahora tomo a piacere , cuando quiero. Y aunque sea mala, me pega bien. No tengo culpa ni la quiero dejar, pero no se la recomiendo a nadie", explicó.

También se refirió a su estado de salud como portador de VIH ("La curación es interna y está en la cabeza. La medicación hay que tomarla y darle para adelante. Yo me siento muy bien") y a su vínculo con la TV ("Yo no quiero trabajar ahí, yo soy de las tablas. Quizás el problema que tienen conmigo es el miedo"). Y hasta tuvo tiempo para soltar alguna lágrima cuando vio imágenes de la película Un hombre cualquiera (1954), en la que su abuela, Gloria Bayardo, aparece junto con Narciso Ibáñez Menta.

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