domingo, 3 de agosto de 2008

Marikena, en un montaje imperdible


Viejitos chotos . Canciones de Jorge Schussheim interpretadas por Marikena Monti, con Martín Pavlovsky al piano. Libro: Patricia Zangaro. Arreglos musicales: Freddy Vaccarezza. Ambientación: Eduardo Bergara Leumann. Asesoramiento coreográfico: Ana María Stekelman. Vestuario: Mónica Mendoza. Asesoramiento físico: Susana Balech. Peinador: Daniel Calderón. Colaboración artística: Cecilia Gianotti. Iluminación: Omar Possemato. Dirección y puesta en escena: Alejandro Ullúa. En el Maipo Club. Duración: 60 minutos.
Nuestra opinión: muy buena

El nombre del espectáculo es el título de una de las muchas canciones de Jorge Schussheim que Marikena Monti entona en el pequeño escenario del Maipo Club, en el segundo piso de la centenaria sala de la calle Esmeralda. Sencilla, elegante y eficaz, la puesta en escena de Ullúa, con una ambientación entre cómica y poética (como corresponde) de Bergara Leumann; un libro acorde, de Zangaro; un pianista excelente, luces a punto y, claro está, la presencia inconfundible de Marikena, con su estilo comunicativo, casi de complicidad amistosa, de confidencia entre amigos sentados a la mesa del café.

De eso se trata, precisamente: de recrear la atmósfera coloquial de quienes comparten una visión crítica y mordaz -tierna, también, a su modo- de la picaresca porteña, y una común historia de muchos años. Algo más de cuarenta, desde aquella inolvidable irrupción de la voz de láser de Marikena en un espectáculo de la Alianza Francesa, sobre piezas breves de Courteline, dirigido por Osvaldo Bonet, y las Canciones en informalidad del Di Tella, dirigidas por Cocho Paolantonio: ella, descalza, con túnica y crencha en llamas, y Jorge de la Vega y Schussheim con sus letras insolentes o nostálgicas. La nueva canción argentina (Nacha Guevara también fue de la partida), recibida no sin escándalo por una sociedad pacata (y "pasota", como dicen los españoles) y con júbilo por la gente joven de la época: pelo largo, camisas floreadas, minifalda y jeans, Marta Minujin, Edgardo Jiménez, el pop art , Julio Le Parc, los monstruos y el Juanito Laguna de Berni. Todo eso, y los "malvados azules" de El submarino amarillo , hechos realidad en las calles de Buenos Aires por la dictadura de Onganía.

En este país del eterno retorno, se comprueba, ya sin asombro, que todo eso es nostalgia, sí; pero también que, en esencia, los grandes problemas siguen en pie (aunque la sociedad está, sin duda, mucho más alerta y comprometida). La ácida visión de Schussheim los denuncia, a veces con un lirismo próximo al de Jacques Prévert (el enigma oculto en la prosa cotidiana), o al de Jacques Brel (los amores perdidos), o con la ferocidad de Brassens o de Dario Fo. Siempre con humor, eso sí, y de la mejor cepa: original y hasta fantástico, cuando es necesario. Humor porteño, algo cínico, hecho tango, milonga, marcha castrense, o valsecito criollo, según.

¿Qué diremos de Marikena? La trompeta es ahora capaz de ser violín. No es tanto cómo canta, sino cómo dice. La faceta de actriz, que siempre estuvo en ella, en la madurez aflora, incontenible, se posesiona de su sensibilidad y se transmite, vibrante, a un público fascinado. Viejitos chotos es un espectáculo pequeño en las dimensiones, vasto en su contenido, refinado en la realización. Imperdible.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Podés visitar nuestro blog. Hay un reportaje reciente a Marikena que le hicimos la semana pasada.
Saludos
www.lachansondelacigale.blogspot.com